sábado, 4 de febrero de 2012

El prontuario criminal del castrismo

Publicado el viernes, 01.06.12

El prontuario criminal del castrismo
Pedro Corzo

El legado de Fidel Castro, del que no se puede excluir a su hermano Raúl
porque hizo aportes esenciales a la sobrevivencia del régimen, es un
prontuario criminal que empequeñece al de cualquier otro dictador del
hemisferio.

Castro irrumpió en la política a través del pandillerismo universitario.
No pudo acceder al liderazgo de la Federación Estudiantil Universitaria,
y se asoció con los dos grupos más violentos que operaban en la década
del 40 en la Universidad de La Habana.

Su capacidad para sobrevivir se desarrolló entre aquellas familias
mafiosas. Allí aprendió a mezclar el asesinato con la adulación. Audaz,
inteligente y manipulador, se rodeó de un grupo de incondicionales que
le han sido fieles por décadas.

Más tarde, un enemigo sin convicciones lastrado por la corrupción le
permitió convertir unas escaramuzas rurales en una epopeya digna de
Homero. La clase dirigente cubana y la prensa nacional, salvo honrosas
excepciones, hicieron dejación de su soberanía. El populacho fue
consumido por un nuevo César que desde el principio les dio circo y poco
a poco les robó el pan.

El totalitarismo se dio nuevas leyes. Las parodias de procesos legales
permitían asesinatos públicos. Se fusiló en parques, cementerios y
detrás de las escuelas. Se militarizó la sociedad. Se implantó el
terror. Se impuso un paradigma que promovía el odio para resolver las
diferencias. Las bases culturales y morales de la nación fueron
quebradas para introducir nuevos valores y dogmas.

La escuela fue cuartel y centro de adoctrinamiento.

Decenas de miles de personas fueron a prisión. Miles más partieron al
exilio. La libertad intelectual desapareció. Se estableció un estricto
control de los medios informativos. Las religiones fueron enclaustradas
en sus templos. Una especie de nueva devoción impuso sus propias
tradiciones, cultos, lutos y fiestas.

Paradójicamente el chauvinismo que impulsó el oficialismo de que Cuba y
lo cubano era mejor y superior, fue transformándose en un profundo
sentimiento de frustración, según el individuo fue viviendo los fracasos
y padeciendo las contradicciones del régimen.

El "compañero" se quedó de pronto sin los sostenes teóricos que por
décadas le habían sido insuflados. Se percató que se había formado en un
ambiente en el que las consignas sustituían los pensamientos y la
mentira se convertía en verdad y en poco tiempo volvía a ser mentira,
que el fraude procedía desde las más altas esferas y que la igualdad era
otra gran estafa.

El miedo y la conveniencia sustituyeron al concepto del derecho
personal. Un amplio sector del país se conduce con feroz individualismo,
practica el cinismo más ramplón y conforma una masa coloidal que se
adapta a la situación que menos esfuerzo demande.

Los promovidos progresos cubanos, deporte, educación y salud, fueron
otra decepción. Se acabaron las contribuciones y el milagro social se
desplomó.

En la isla se ha establecido una nomenclatura que ha disfrutado sin
interrupción del poder absoluto. Se instituyó una aristocracia
artística, deportiva e intelectual, supeditadas al compromiso político.
Las Fuerzas Armadas sirvieron como ejércitos mercenarios, y hoy son
generadoras de fortunas para sus generales. El movimiento obrero es otra
empresa del estado.

La estafa, la vulgarización del lenguaje y las costumbres, la
masificación del ciudadano hicieron desaparecer al individuo y por
consiguiente la privacidad.

El pudor se escabulló en la promiscuidad y la prostitución, presentes en
toda sociedad, pero siempre cuestionadas.

La corrupción, el abuso de poder y el cisma provocado por la
sectarización moral e ideológica de la nación, han alcanzado niveles
nunca imaginados. Décadas de castrismo han esparcido una dolorosa sombra
en el presente, y prometen un angustioso alumbramiento de futuro.

En la actualidad la economía es parásita, mendiga, dependiente de la
generosidad de otros países como Venezuela y China. Se habla de reformas
económicas, pero no se puede obviar que el régimen ha reprimido por
décadas el desarrollo de una economía independiente.

Fidel y Raúl Castro dejan una herencia lamentable. Los números están en
rojo, no solo porque la economía esté destruida, sino por la frustración
de millones de personas que compraron el sueño que les fue robado, por
la amargura de los que enfrentaron el sistema sin éxitos y por una
sociedad que salvo excepciones, ha perdido las esperanzas.

Periodista de Radio Martí.

http://www.elnuevoherald.com/2012/01/06/1097316/pedro-corzo-el-prontuario-criminal.html

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