sábado, 4 de febrero de 2012

Proyectiles balísticos

Proyectiles balísticos
Lunes, Enero 9, 2012 | Por Pablo Pascual Méndez Piña

LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org -Mientras caminaba por la Habana Vieja,  Félix López, un pinareño con 55 años, poeta de afición y electricista de oficio, viajaba mágicamente por el tiempo. Estaba embelesado con la arquitectura ecléctica, poblada de balcones, andamios, cucañas de albañilería, travesías angostas.

Mientras salvaba los trechos adoquinados, admiró los murallones de cantería, balaustradas, arabescos labrados sobre infinitos aleros, cenefas fundidas, enrejados que expresan el arte de la forja. Percibió el omnipresente olor a hollín. Escuchó pregones, el golpetear de los aros de los quitrines y los cascos de los caballos, el repique de guitarras, los sincopados toques de tambores. Y así iba, cuando, de pronto, plaff, le cayó encima una bolsa con mierda.

Una camioneta de la UNM de Salud Pública (MINSAP), que repartía al personal técnico del servicio de refrigeración y aire acondicionado, dobló por la calle Acosta,  parqueó momentáneamente en la esquina de Curazao. Y…  cataplán, otra bolsa con porquería se estrelló contra la cabina. La tripulación puso pies en polvorosa para salvarse del ataque.

Son como proyectiles balísticos. Bolsas de compras repletas de excrementos humanos surcan los cielos de la Habana Vieja, un fenómeno causado por el hacinamiento poblacional y el déficit de instalaciones sanitarias, agudizado al máxime en éste municipio de la capital.

Francisco Gómez rememora que residió en una cuartería y, frente a su cuarto, vivía una mujer que vertía sus necesidades fisiológicas en una lata de 5 galones (envase de aceite comestible). En la madrugada salía al balcón, primero echaba un vistazo. Luego, exclamaba: Voyyyyy… Y lanzaba el contenido para la calle.

Pero las rampas de lanzamiento más peligrosas están en las azoteas del llamado Centro Histórico, en cuyas superficies un sinnúmero de familias han levantado los famosos “palomares”, hileras de casuchas carentes de servicios sanitarios.

Allá arriba, vierten sus desechos sólidos en bolsas plásticas de compra, luego las anudan, la toman por el asa, le dan vueltas, cogen impulso, lanzan el fuacatazo y el proyectil surca los aires en busca de una víctima. Según alegan algunos vecinos, se ha comprobado que cualquier Meñique armado con una “jaba premiada”, es capaz de hacer correr a legiones de Goliats. Mientras otros apuestan que, con tales defensores, los ingleses no hubieran tomado La Habana en 1762.

“Estas metrallas se han expandido a otras zonas”, explica Orlando, de 75 años, un barrendero de la corporación “Aurora”, en el municipio Plaza, quien barre una norma de 9 calles de la barriada del Vedado. Él afirma que diariamente recoge varias bolsas con excrementos.  Otros colegas suyos aseguran haber tenido la misma experiencia en los municipios Cerro, Centro Habana, 10 de Octubre y Playa.

Ahora Félix, el pinareño, poeta y electricista, desde el muro del malecón, busca inspiración en las verdinegras aguas de la bahía. Contempla los pesqueros, gaviotas, baluartes coloniales, aspilleras encumbradas en los paredones de las fortalezas. Y de vez en cuando, inspecciona  la bóveda celeste, no sea que lo sorprenda un nuevo proyectil balístico.

http://www.cubanet.org/articulos/proyectiles-balisticos/

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