sábado, 18 de febrero de 2012

Zafra: sudor y lágrimas

Agricultura

Zafra: sudor y lágrimas
Luis Felipe Rojas
Holguín 18-02-2012 - 8:03 am.

Exigencia comunista, presión del sindicato oficial, aprobación tácita de
los trabajadores: los obreros del azúcar laboran durante 12 horas
diarias y más.

Macheteros en Quiebra Hacha. (GETTY IMAGES, 2011)

Las noticias no pueden ser peores: ante la poca y deficiente
alimentación, la depresión de los salarios dada la subida de los
precios, y el aumento de las cifras de desocupados, los obreros del
sector azucarero están laborando durante 12 horas diarias y más. Todo
esto sin el mínimo asomo de protesta por su parte.

Por lo menos en tres de las cinco fábricas de azúcar de la provincia
Holguín se ha comprobado que ante la desaparición de la llamada 4ta
Brigada (para que las demás rotaran), los turnos de trabajo en estos
centrales se elevaron en la presente zafra a doce horas, con la tácita
aprobación de los trabajadores, la exigencia de la dirigencia comunista
y la presión del sindicato oficial.

Aún con el aplazado proceso de "reordenamiento de la fuerza laboral", en
el desaparecido Ministerio del Azúcar sí hubo bajas considerables. Y
esto ha traído consigo la perniciosa inestabilidad de los hombres claves
para hacer el azúcar, oficio antiquísimo que en las últimas décadas ha
sufrido las mil y una improvisaciones.

Según testimonios de trabajadores del central Urbano Noris, "es tarea
imposible hacer que un hombre trabaje durante noventa días en turnos de
doce horas". Las áreas de maquinado y calderas llevan una enorme
responsabilidad en el acabado final del producto, por lo que sube el
estrés en el personal a cargo, lo que comúnmente da al traste con
accidentes laborales de consecuencias trágicas. Ante la pregunta sobre
los reclamos por tal medida, sobran las evasivas. Quienes se deciden a
responder solo atinan a citar la imposición que hace el sindicato
oficial, el pedido de los líderes del país de que se trata de un asunto
de seguridad nacional, o el susto a perder esta fuente de empleo ante
los recortes en las plazas disponibles, como sucedió hace un año y como
les han prometido ante un supuesto reordenamiento laboral.

Desde finales de los años 60 se conocieron las famosas Jornadas
guerrilleras, consistentes en hacer que los trabajadores vinculados
directamente en el cortes, transporte y molida de caña de azúcar,
doblaran sus turnos de trabajo, dedicando tales esfuerzos a la
independencia nacional, un congreso partidista o cualquier evento social
del momento. Hoy, más de cuatro décadas después, han vuelto las
iniciativas socialistas de explotación, pero sin los estímulos de
antaño: mejor alimentación e incentivos materiales como viajes al
exterior o permisos ministeriales para la compra de automóviles y
equipos electrodomésticos de fabricación soviética.

En la presente contienda, el caballo de batalla utilizado para animar a
los azucareros cubanos ha sido el vicepresidente José Machado Ventura.
En octubre pasado visitó el poblado de San Germán, y aparte de las
palmaditas a los dirigentes sindicales y los saludos de parte del
azucarero en Jefe, su cumplido no fue más allá de dos o tres tramos de
calle reparadas, algún que otro retoque con cal en la paredes y la
represión a los opositores locales.

Frases huecas como la de "Creemos que tiene condiciones para seguir
manteniéndose bien" o "En esta provincia [Cienfuegos] se está
cumpliendo, el territorio está haciendo lo que debe de hacer…", aparecen
una y otra vez como un latiguillo que viene y va desde el Comité Central
al ingenio y de ahí a las diezmadas ganancias del azúcar, sin que la
imagen vetusta de Machado Ventura desaparezca de un primerísimo plano en
el noticiero nacional de televisión.

Con una riquísima tradición en las luchas sindicalistas por establecer
la jornada laboral de ocho horas y pedir mejorías en las condiciones de
labor, los trabajadores azucareros no han vuelto a levantar la cerviz en
cincuenta y tres años. Han vuelto las escalofriantes jornadas de doce,
dieciocho y hasta veintiuna horas de trabajo continuo.

Ante la evidencia de que el único empleador de la industria azucarera
—el Estado— ha vuelto sobre los métodos de explotación que criticaba a
sus antepasados, el silencio de los explotados es aún más alarmante y
vuelve la frase que el poeta dedicó a los anteriores dueños de
centrales: "mi patria es dulce por fuera y muy amarga por dentro".

http://www.diariodecuba.com/cuba/9671-zafra-sudor-y-lagrimas

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