lunes, 14 de mayo de 2012

Caso Gross: el último show de Fidel Castro

Caso Gross: el último show de Fidel Castro

Raúl sólo puede opinar de los temas de gobierno; pero lo relacionado con
cualquier acercamiento o distanciamiento entre Cuba y los Estados
Unidos, únicamente compete al señor Monarca en Jefe.
Juan Juan Almeida
mayo 14, 2012

En la noche del 31 de Julio del 2006, el entonces secretario personal
del Presidente de Cuba, Carlos Valenciaga, anunció por televisión que
por "una crisis intestinal aguda, y una complicada operación
quirúrgica", Fidel Castro delegaba, de forma provisional, los cargos de
Primer Secretario del Partido Comunista y Presidente del Consejo de
Estado, a manos de su hermano el General de Ejército Raúl Castro.

Más tarde, el Comandante en jefe, acostumbrado a nadar en el lodo de la
soberbia, anunció en el periódico Granma, que no se postularía a un
nuevo mandato presidencial, y subrayó la necesidad de preparar
"psicológica y políticamente" al pueblo para su ausencia. Todo parecía
situarlo en un callejón con salida al cementerio.

Y así, el ex Ministro de Las FAR, obcecado por el runrún de la filosofía
oriental, y en especial del pescado en salsa mensí, asumió oficialmente
las riendas del poder isleño el 24 de febrero de 2008 haciendo especial
hincapié en que las "decisiones importantes" serían todas consultadas
con su intrépido y avezado hermano Fidel.

Desde entonces, el también longevo pero recién estrenado gobernante, se
mueve como un alpinista que aferrado al avalung necesita asegurar cada
una de sus decisiones. En el nuevo reparto actoral de una puesta que le
apuesta al tiempo, Raúl sólo puede opinar de los temas de gobierno; pero
lo relacionado con cualquier acercamiento o distanciamiento entre Cuba y
los Estados Unidos, únicamente compete al señor Monarca en Jefe.

La detención del contratista americano Alan Phillip Gross le viene como
anillo al dedo, y posteriormente la sanción a 15 años de privación de
libertad, por lo que bien pudiera ser un simple desparpajo aduanal, se
convierten en los Christian Loubotin "Daffodile" sobre los cuales se
trepa el extravagante Fidel, que habituado a inventar crisis y navegar
sobre ellas, le sirven para llamar la atención, alimentando el viejo
mito del sempiterno enemigo, y mantenerse vivo.

Así se explica el por qué cuando la secretaria de Estado de los EEUU,
Hillary Clinton, afirmó con solidez que el contratista estadounidense no
era espía ni agente de inteligencia, y que debía ser una decisión del
gobierno cubano liberarlo; La Habana juega el ajedrez en un tablero
verdeo olivo. La Directora de la División USA del Ministerio de
Relaciones Exteriores Josefina Vidal, cantinflea con premura de peón, al
decir que el gobierno cubano está dispuesto a iniciar conversaciones con
su homólogo norteamericano para normalizar las relaciones entre ambos
países, y encontrar una solución humanitaria al caso del contratista
preso. Por otro lado, el jefe de la Sección de Intereses de Cuba en
Washington, el señor Jorge Bolaños, es usado como experimentado alfil
para capear el temporal; hablando en tono festinado, sobre las
condiciones de vida y del estado de salud del detenido Alan Gross. Como
si estar preso en Cuba fuera igual que disfrutar de un All Inclusive
Vacations&Resorts en Bora Bora.

Jugador impertinente e impenitente pero con las baterías en "low", sin
posibilidad de "full" el Comandante (Rey) prepara una reflexión, y con
ello la penúltima actuación de la reina (El General). Alan Gross,
cumplió su cometido, será liberado sin exigir nada a cambio.

http://www.martinoticias.com/content/article/11155.html

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