sábado, 5 de mayo de 2012

La ofensiva neocastrista por la supervivencia del régimen

Cambios, Represión, Disidencia

La ofensiva neocastrista por la supervivencia del régimen

Tan planificada como una operación militar de largo alcance

Eugenio Yáñez, Miami | 04/05/2012 11:01 am

Tan planificada y detallada como una operación militar de largo alcance
es la ofensiva neocastrista que tiene como misión estratégica la
supervivencia del régimen, y que se materializa en varios frentes a la vez.

Como operación militar bien planificada, incluye además acciones
diversionistas con la intención de desviar la atención de la dirección
del golpe principal, y no queda más remedio que reconocer que han
logrado algún éxito en estos aspectos.

El empantanamiento y deterioro constante de la situación económica del
país, con su fallida "actualización del modelo", a causa de un proceso
cargado de acciones timoratas y limitaciones arbitrarias, de conjunto
con el descalabro de la salud de Hugo Chávez y la puesta en peligro de
las "relaciones económicas bolivarianas" entre Cuba y Venezuela
—eufemismo para no llamarle escandalosos "subsidios" venezolanos, que es
lo que son—, obligan a la gerontocracia a aferrarse a la única tabla de
salvación estratégicamente disponible, que no es otra que la obtención
de divisas del odiado "imperialismo yanqui", porque a la otra opción,
facilitar el surgimiento y funcionamiento de empresas privadas y
cooperativas al margen de los dinosaurios empresariales estatales, le
temen como el diablo a la cruz.

Como en La Habana saben perfectamente que no hay posibilidades reales de
un levantamiento del embargo sin que se produzcan en Cuba determinadas
transformaciones sustanciales —porque así está establecido en leyes
norteamericanas vigentes—, y por otra parte va quedando claro que la
explotación de los yacimientos petrolíferos submarinos, por muy real que
resulte, necesita tiempo para materializarse —tiempo del que no dispone
la gerontocracia, ni política ni biológicamente—, han llegado a la
conclusión de que les resulta imprescindible obtener rápidamente grandes
entradas de moneda fuerte por las dos únicas vías posibles en estos
momentos: el turismo norteamericano hacia la Isla, y la contribución
económica de "emigrantes respetuosos".

No son cifras menores: el turismo norteamericano hacia Cuba en los
primeros momentos, con el incentivo adicional de conocer lo prohibido
durante medio siglo y explorar oportunidades de negocios, podría
representar hasta mucho más de mil millones de dólares anuales sin
demasiado esfuerzo. Y si se autorizaran determinadas inversiones en la
Isla de cubanos "respetuosos" que viven en el extranjero y estarían
dispuestos a "subirse al tren" de esos peculiares "cambios", la
inyección de moneda fuerte contante y sonante ayudaría al régimen,
cuando menos, a capear lo peor del temporal, porque sumando esos
ingresos adicionales a los que ya recibe por el turismo, las cifras
resultantes permitirían cubrir una factura petrolera sin subsidios si
Chávez no estuviera.

Pero para que eso pueda funcionar se necesita un maquillaje y cambio de
imagen internacional. Y aquí es donde entra a jugar la decisión
estratégica de La Rinconada: una parte de ese baño de imagen fue la
visita del Papa Benedicto XVI a Cuba, y se ha reforzado con la actividad
internacional del Cardenal Jaime Ortega y su descalificación de los
disidentes, así como la ofensiva general de la Iglesia Católica cubana,
presentándose como única alternativa de representación frente al
Gobierno. Da igual lo que piensen los cubanos dentro de la Isla y en el
exilio, la Iglesia continúa con su proyecto y ha mejorado su posición
histórica frente al régimen, aunque se trate de actitudes oportunistas
de ambas partes.

Por otro lado, resulta oportuno para el Gobierno el movimiento
diversionista de la supuesta reforma migratoria, mencionada una y otra
vez y que no acaba de materializarse. Ya el régimen celebró una reunión
de "respetuosos" en Washington, y cuenta además con grupos de lobbistas
(cabilderos) también muy respetuosos, que reclaman "adecuaciones" de las
violaciones de los derechos migratorios de los cubanos, pero no la
eliminación de arbitrariedades y restitución de libertades.

En el flanco latinoamericano, gracias a la ofensiva "bolivariana" a
favor de la admisión de la Isla en las Cumbres de Las Américas, el
régimen obtuvo beneficios a largo plazo, aunque la firme oposición de
EEUU y Canadá impidió una debacle en Cartagena. Antes de la próxima
Cumbre hay que resolver el tema cubano, y las palabras del presidente
colombiano Juan Manuel Santos, que necesita la bendición de La Habana
para acabar con el cáncer de las guerrillas narcoterroristas, son
preocupantes: "no es solamente Ecuador el que quiere que Cuba venga. Una
mayoría de países de América latina quisiera que Cuba estuviera en la
cumbre". ¿Y los principios democráticos qué? "Todo eso está sujeto a
discusión" (…) "cada país tiene su forma de percibir y definir por
ejemplo la libertad de prensa" (...) "no hay valores o posiciones
totalmente estáticas, congeladas. Eso va teniendo una evolución. Tenemos
que discutir todos esos temas". Traducción: democracia puede ser
cualquier cosa, con tal de que el Gobierno cubano participe en las
Cumbres, que para eso somos "antiimperialistas".

Otro frente de la ofensiva neocastrista es sobre la imagen de la
disidencia interna y los blogueros alternativos. La represión no afloja
ni un instante, y cuando es necesario ni siquiera se recurre a la
sofisticación: mítines de repudio y camillazos son permitidos, aunque se
sugiere llevarlos a cabo discretamente. Con una esmerada y elaborada
clasificación operativa de peligrosidad de los disidentes y blogueros,
se ensañan en algunos, a quienes no dejan ni respirar, publicar o ni
siquiera ver la calle o conversar en una esquina, mientras que a otros
se les permiten acciones y expresiones que no dejan de sorprender por el
aparente grado de permisividad oficial que suponen. No hay que llegar a
la paranoia de pretender adivinar agentes o provocación donde quizás no
haya más que candidez o "tontos útiles", pero no sería inapropiado
analizar con profundidad y sutileza las distintas posiciones
"alternativas" que van surgiendo con significativa rapidez.

Es imperativo, frente a estas realidades, pensar detenidamente en la
manera de enfrentar esta ofensiva neocastrista. En muchas ocasiones nos
"vamos con bola mala", para decirlo en el argot de la pelota cubana, y
nos desgastamos en batallas que, en el mejor de los casos, dan
satisfacciones breves o insignificantes, mientras no concentramos
suficientes esfuerzos en temas que serían decisivos frente a la amplia
ofensiva del régimen.

Naturalmente, no todo el mundo tiene que coincidir conmigo. Ni siquiera
en esta invitación a pensar, que implica muchas más preguntas que
respuestas. Pero, por favor, como cantó Silvio Rodríguez —no importa lo
que piensen de él—, "cualquier reclamación que sea sin membrete".

http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/la-ofensiva-neocastrista-por-la-supervivencia-del-regimen-276383

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