jueves, 10 de mayo de 2012

Una espiral sin fin

Una espiral sin fin
Jueves, Mayo 10, 2012 | Por Frank Correa

LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -Con la nueva ley de la vivienda
desaparecen algunas trabas burocráticas y otras se agilizan. Ya que
ahora se puede vender y comprar libremente la casa, un número progresivo
de personas acude diariamente a las diferentes entidades encargadas de
viabilizar los trámites.

La cola para hacer gestiones en la Dirección Municipal de la Vivienda
del municipio habanero de Playa comienza desde las primeras horas de la
madrugada. La oficina no abre hasta las ocho y media de la mañana. Hay
tiempo suficiente para que los integrantes de la cola se conozcan y
conversen sobre sus aflicciones frente a la burocracia.

Muchos son asiduos y han tenido que aprenderse todos los recovecos de la
nueva ley de la Propiedad, porque están lidiando con ella. Los que
vienen por primera vez a iniciar trámites, escuchan atónitos el
tortuoso camino que les espera por recorrer. Los reincidentes se
consideran presos de la burocracia, vienen una y otra vez, a veces por
lo mismo.

El caso más general es la cantidad de errores que comenten los
burocratas durante la confección de los documentos, y que luego los
afectados deben subsanar. El primero de la cola era un hombre de cierta
edad, que repetía su historia: El Estado había entregado a trabajadores
destacados un edificio de apartamentos en Miramar. A él le tocó un
apartamento de tres cuartos. Y estaba, contra reloj, solicitando la
propiedad, para comenzar a pagarlo, porque una militante del partido
del mismo edificio se lo estaba disputando, pues el de ella era de solo
dos cuartos.

El hombre contó que había tenido que hacer un periplo por todas las
unidades militares en la que trabajó, buscando avales que certificaran
su entrega total a la revolución, incluyendo su medalla
internacionalista de primera clase en la guerra de Angola y sus años a
cargo del huerto personal del comandante Ramiro Valdés.

Dijo que después de reunir todos los documentos, y ya dictada la
resolución que lo convertía en propietario, había tenido que regresar
tres veces a la oficina de la Vivienda, por errores en el nombre, o en
datos del arquitecto.

En la cola casi todos argumentaron que estaban allí por errores en los
nombres o en los datos técnicos, un inconveniente que detiene otros
procesos pendientes, para los cuales, entre los documentos que exigen,
es indispensable poseer el título de propiedad.

Es cierto que con la nueva ley se eliminan ciertas trabas, pero aparecen
otras. Este sistema parece estar diseñado para que estemos dando vueltas
en el mismo sitio. Es un mecanismo catastrófico, donde la única opción
posible es la paciencia. Gastar todo el tiempo que ellos quieran, para
que quizás algún día todo quede bien escrito y ya no falte nada.
Solamente para poder pasar al próximo trámite, y a la nueva subsanación
de errores. Es una frustrante espiral sin fin.

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